*ABRAZADA A UN SUEÑO *
Abrazada a un sueño me duermo en las noches.
Y en esas almohadas de nubes acolchadas
de mil fantasías hago derroches.
Que me miras, me besas, me mimas.
Y yo adormecida, te repito mis rimas.
Es ¡Tan dulce el sueño! De sentirte a mi lado
Que estiro mi brazo y acaricio tu costado.
Es cuando recuerdo a ese Adán ¡tan solo!
Que DIOS de su costilla le regaló un tesoro.
Siento tu tibieza entre las sábanas blancas
que cuando despierto lo hago obnubilada.
Es cuando veo el sol colarse en mi persiana.
Que reacciono y me veo solita en mi cama
que quisiera dormir para siempre
porque de vivir ¡No tengo ganas!
Un día te marchaste prometiendo regresar.
Pero el almendro en mi cabeza comenzó a aflorar.
Me miro al espejo y no hay brillo en mis ojos.
Solo nubes de tristeza que me convierte en un despojo.
Te llamo en silencio, repitiéndolo en versos.
¿Porque te marchaste, y tan sola me dejaste?
Hasta que un colibrí, revolotea en mi ventana
¡Como antes! ¡Como entonces!
Y un sol radiante ilumina la mañana.
Al momento escucho que chirrean los goznes.
Mi sueño ya deja de ser fantasía.
Te acercas y me dices: ¡Lo sabía!
Que me esperarías por los siglos.
Sabiendo que regresaría.
¡Yo también! ...Y por esto ¡Vivía!
Deslicé mi bata, solté mis cabellos...
El nido estaba tibio, y mantenían nuestros sellos.
Abrazada a un sueño comencé esta historia
Que hoy es realidad, sin magia ilusoria.
El espejo me devuelve a la mujer enamorada
que durmió muchos días abrazada a una almohada.
Libia Beatriz Carciofetti // Argentina
Derechos reservados Nº 452298
libypoesias@arnet.com.ar
Abrazada a un sueño me duermo en las noches.
Y en esas almohadas de nubes acolchadas
de mil fantasías hago derroches.
Que me miras, me besas, me mimas.
Y yo adormecida, te repito mis rimas.
Es ¡Tan dulce el sueño! De sentirte a mi lado
Que estiro mi brazo y acaricio tu costado.
Es cuando recuerdo a ese Adán ¡tan solo!
Que DIOS de su costilla le regaló un tesoro.
Siento tu tibieza entre las sábanas blancas
que cuando despierto lo hago obnubilada.
Es cuando veo el sol colarse en mi persiana.
Que reacciono y me veo solita en mi cama
que quisiera dormir para siempre
porque de vivir ¡No tengo ganas!
Un día te marchaste prometiendo regresar.
Pero el almendro en mi cabeza comenzó a aflorar.
Me miro al espejo y no hay brillo en mis ojos.
Solo nubes de tristeza que me convierte en un despojo.
Te llamo en silencio, repitiéndolo en versos.
¿Porque te marchaste, y tan sola me dejaste?
Hasta que un colibrí, revolotea en mi ventana
¡Como antes! ¡Como entonces!
Y un sol radiante ilumina la mañana.
Al momento escucho que chirrean los goznes.
Mi sueño ya deja de ser fantasía.
Te acercas y me dices: ¡Lo sabía!
Que me esperarías por los siglos.
Sabiendo que regresaría.
¡Yo también! ...Y por esto ¡Vivía!
Deslicé mi bata, solté mis cabellos...
El nido estaba tibio, y mantenían nuestros sellos.
Abrazada a un sueño comencé esta historia
Que hoy es realidad, sin magia ilusoria.
El espejo me devuelve a la mujer enamorada
que durmió muchos días abrazada a una almohada.
Libia Beatriz Carciofetti // Argentina
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