martes, 25 de diciembre de 2012

Para la ciencia, reciclar regalos no está tan mal

Psicólogos de EE.UU. aseguran que dar un presente obsequiado no es tan ofensivo como se cree. Pero los expertos locales lo desaprueban.


Por Mariana Israel


La Navidad nos deja un tendal de regalos de dos tipos: los esperados y los indeseables. Muchas personas optan por cambiarlos, pero, sobre todo en EE.UU., es cada vez más común que se los pasen a otros que sepan aprovecharlos mejor. Esta tendencia se conoce como regifting (re-regalar) o reciclaje. La psicóloga Gabrielle Adams, profesora de la Escuela de Negocios de la Universidad de Londres, quiso indagar en esta práctica y puso en marcha una serie de experimentos, cuyos resultados se publicaron esta semana en la revista Psychological Science. “Mis colegas y yo nos interesamos en esta tendencia, porque es una práctica cultural común que todavía sigue censurándose. Todos conocemos personas que re-regalan, o tal vez lo hacemos nosotros mismos, pero en general cuesta reconocerlo”, le dijo al diario PERFIL vía e mail.

De acuerdo con sus hallazgos, a quien regala no le importa tanto el destino del obsequio, a pesar de lo que se cree normalmente. Uno de los experimentos midió el grado de “ofensividad” de los compradores si los obsequiados tiraban a la basura o “reciclaban” los objetos. Los dadores se ofendían mucho menos si los receptores los volvían a regalar, mientras que los destinatarios percibían que el daño era el mismo.

Los científicos concluyeron que la asimetría en las reacciones se basaba en la percepción de los derechos sobre un regalo. Quien lo entrega, ¿conserva algún grado de decisión sobre su futuro? Según los que reciben el obsequio, sí. Según quienes lo dan, no. Por esto concluyeron que debería levantarse la censura social sobre la práctica del regifting . “Volver a regalar un obsequio no es malo”, dijo Adams. “De hecho, es una manera de asegurar que los regalos se trasladan a aquellos que realmente los van a disfrutar”, agregó. Contempla excepciones, claro: “No es lo mismo dar un anillo de compromiso que un jean”.

Imperdonable. A pesar del paper de Adams, para la mayoría de las personas volver a obsequiar un regalo es una conducta reprobable. “Si alguien que quiero vuelve a regalar algo que le di, obvio que voy a sentirme un poco mal. La pifié”, opinó Pilar Tapia, de 26 años. Diana Litvinoff, psicóloga y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), lo tradujo en términos científicos: “Re-regalar es una falta de valoración hacia quien te dio el regalo y hacia aquel a quien se lo pasás”. En el mismos sentido también opinó Enrique Novelli, miembro titular de APA: “Reciclar un regalo es rechazar al otro y despreciar lo dado, ya que el acto de regalar es un comportamiento con corriente afectiva”.

En el país, esta moda todavía no es tan común. Al menos, no tanto como cambiar los regalos, signo que Litvinoff enmarca en una cultura del objeto. “Se valora más el objeto en sí que el vínculo o el gesto. Predomina la idea de que la felicidad me la va a dar el regalo y no la relación con el otro”, explicó. Desde su punto de vista, el orgullo de quien regala se resiente si se entera de que el receptor le dio otro destino al objeto, más si la relación es cercana.

Lo que sucede en el cerebro cuando regalamos contribuye a entender el fenómeno. El psicólogo Esteban Mongiello, del Centro de Asistencia, Docencia e Investigación en Neurociencia (Adineu), sostuvo que el acto de regalar activa varios circuitos neuronales. “Está relacionado íntimamente con la capacidad de desarrollar empatía, entendida como la habilidad de experimentar los sentimientos del otro de manera vicaria.” Mongiello expresó que, más allá del obsequio en sí, lo que repercute a nivel cerebral es si el dador pudo entender y codificar qué regalo era relevante para el receptor. “Si la conexión sucede, ambos, el que entrega y el que recibe el regalo, viven una situación de gratificación mutua.” Para el experto, la clave para evitar reciclados y devoluciones estas fiestas no es esforzarse en conseguir el regalo ideal, sino conectarse emocionalmente con el otro.

Cómo elegir el obsequio ideal

La ciencia revela que, en general, es muy difícil meterse en la cabeza del otro para elegir el regalo ideal. Una de las claves, entonces, es ir a lo seguro y regalar lo que el otro pida, según un trabajo de la Universidad de Harvard publicado en el Journal of Experimental Social Psychology. Ni el precio ni aun el componente emocional que se vuelque en el obsequio garantizan satisfacción del otro lado. Según otro trabajo publicado en la misma revista científica, los obsequios más “pensados” y que requieren un tiempo de búsqueda repercuten, sobre todo, en el comprador, que se siente más cerca del receptor. Si sabemos que esto funciona, ¿por qué seguimos fallando? Para la psicóloga Diana Litvinoff, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, “hay regalos en los que hay un grado mayor de narcisismo: doy lo que a mí me gusta y no lo que el otro quiere. Fallamos cuando no nos identificamos con el otro, con lo que le gusta y lo que necesita”. A su vez, la experta reconoció que si sólo se tiene en cuenta lo que quiere el otro, quien regala no se siente representado en el obsequio. “Por eso muchas veces cuesta regalar dinero”, explicó.

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