miércoles, 8 de octubre de 2008

Cuando el amor se va


Se deja de querer, y no se sabe
por qué se deja de querer:
Es como abrir la mano y encontrarla vacía,
y no saber, de pronto, qué cosa se nos fue.
Se deja de querer, y es como un río
cuya corriente fresca ya no calma la sed;
como andar en otoño sobre las hojas secas,
y pisar la hoja verde que no debió caer.
Se deja de querer, y es como el ciego
que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren;
o como quien despierta recordando un camino,
pero ya sólo sabe que regresó por él.
Se deja de querer, como quien deja
de andar por una calle, sin razón, sin saber;
y es hallar un diamante brillando en el rocío,
y que, ya al recogerlo, se evapore también.
Se deja de querer, y es como un viaje
detenido en la sombra, sin seguir ni volver;
y es cortar una rosa para adornar la mesa
y que el viento deshoje la rosa en el mantel.
Se deja de querer, y es como un niño
que ve cómo naufragan sus barcos de papel;
o escribir en la arena la fecha de mañana
y que el mar se la lleve con el nombre de ayer.
Se deja de querer, y es como un libro
que, aún abierto hoja a hoja, quedó a medio leer;
y es como la sortija que se quitó del dedo,
y sólo así supimos que se marcó en la piel.
Se deja de querer, y no se sabe
por qué se deja de querer...

(José Ángel Buesa)
A veces estamos con alguien a pesar de que las cosas no van bien
o nos damos cuenta de que ya no queremos a esa persona, que
no compartimos ya nada y seguimos pensando en que todo volverá
a ser como antes.
No, nada volverá a ser igual,
cuando se deja de sentir cosas lindas por la otra persona...
y se nos pasa la vida esperando...
lo malo es que en esa espera
podemos llegar a perder
al que podría haber sido
nuestro verdadero amor.

1 comentario:

Juan Antonio dijo...

Melele

Se deja de querer, generalmente, porque no cultivamos el amor.
Cada uno hace su vida, cuida su jardín y tendrá las flores más hermosas, pero el jardían común se habrá covertido en un erial: desapareció el amor.

Un abrazo.

Juan Antonio